4 abr 2012

MUCHOS MASONES FABRICAMOS NIEBLA: OSCURECIENDO LA MASONERIA




Muchos hermanos masones, sin ser conscientes de ello, fabricamos con nuestras disertaciones y discursos una niebla que va cubriendo los Valles de la Masonería de un color gris donde resulta muy difícil distinguir sus contornos.


La niebla es uno de los elementos que más pueden entorpecer la navegación de un masón hacia la Verdad, al suponer una gran limitación a la comprensión del sentido y la vigencia de la Masonería.

La niebla representa un peligro de gran importancia, cuya baja visibilidad aumenta el riesgo de encallamiento de la Masonería en un fondo duro de mitos, idolatraciones , leyendas y quimeras con las que los masones intentamos comprenderla y justificarla. 

Un encallamiento en un fondo duro creado, en basantes ocasiones, por nuestras actitudes como “papanatas” al idolatrar a la Masonería, y a todo lo relacionado con ella, de una manera excesiva, simple y poco crítica. Algunas veces casi rayando el fanatismo.

El tipo de niebla que fabricamos los masones es de esas que gustan de la oscuridad, al formarse por la noche cuando la tierra se enfría y no hay viento.

La niebla que fabricamos se genera cuando tratamos de explicar, desde distintas perspectivas, la controvertida historia de la Masonería, sus rituales, su simbología, sus valores y toda una serie de letanías con la que la hemos adornado, sin tener en cuenta sus principios más básicos: dónde se justifican su sentido y vigencia.

Estos principios básicos deberían estar presentes en todo intento de acercamiento y comprensión de la Masonería, sin ellos es imposible que las disertaciones sean justas y perfectas, aportando nuevas luces.

Afortunadamente este tipo de niebla desaparece con la luz del sol o con la presencia de un poco de buen viento. Los cuales podemos atraer reconociendo que la Masonería implica la búsqueda de la Verdad. Por ello, para un masón, la “tolerancia” es mucho más que un respeto a las opiniones, ideas o actitudes de los demás, aunque no coincidan con las propias. La “tolerancia” para un masón es un enriquecimiento, al ubicar sus propias relatividades y la de los demás, en el mismo plano de coordenadas, como condición “sine qua non” para ver con nuevos ojos y “liberarse” de dogmatismos, mitos e idealizaciones.

Para un masón el acercamiento justo y perfecto hacia la controvertida historia de la Masonería, sus rituales, su simbología, sus valores y toda esa serie de letanías con la que la adornamos, sólo es posible con una actitud donde sus principios básicos y el verdadero sentido de la Masonería sean el faro que los guíe hacia la Verdad.

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